Mostrando entradas con la etiqueta Mi puta vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mi puta vida. Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de octubre de 2021

Entrada especial de la víspera de Todos los Santos. ¡El retorno de Danny y Michuru!

No es que no escriba entradas (de hecho, hay nueve borradores y eso que ya borré uno), pero no publico ninguna por una mezcla entre que estoy en asuntos más urgentes (buscar empleo y estudiar) y que me distraigo con mis aficiones. Una de estas aficiones es, de tanto en tanto, escribir ficción a título estrictamente personal. Siempre he tenido esta afición desde poco antes de ir a la universidad, cuando intuí, pues no llegué a formularlo racionalmente sino hasta hace unos pocos años, que era mejor crear las historias que en el fondo querría que existieran en vez de lamentar que no existieran.

Por supuesto, durante estos años he empezado y abandonado bastantes escritos, pero no es el momento de pararme en dar detalles al respecto (entre otras razones, porque tampoco recuerdo la mayoría). No obstante, hubo dos que en efecto se publicaron en mi antiguo blog (hay otro, por si alguien tiene un raro interés): los dos relatos de Danny y Michuru (o Michiru, no siempre soy muy uniforme con los nombres). Son los presentadores del programa Homo homonivorus (si el latinismo es incorrecto, ruego corrección), una versión burra de Aquí hay tomate, el predecesor espiritual de Sálvame y de todos esos programas de cotilleos, hechos para que duren muchas horas y tener enganchada a la infeliz audiencia. Como ya insinúa el título, "hombre que devora a hombre", empiezan comiéndose a Michuru, que es cocinada en directo y el resto de ambos relatos busca el mismo factor de revulsión y humor basado en el absurdo más bruto.

Es obvio que a mí ese tipo de programas no me agrada, pero también puede que influyera Padre de familia. Sin duda, me adelanté con mucho a ideas como la de la televisión interdimensional de Rick y Morty. También puede deberse a que por aquel entonces los zombies eran aún un género muy habitual, con tebeos, películas y novelas cada semana. Fuera de ello, no creo que ambos relatos tengan ningún mensaje oculto ni naranjas: buscan ala revulsión, como digo.

Sin más, aquí se pueden leer los dos relatos en sus dos respectivas partes. En lo que queda de noche, aparecerán las dos partes del nuevo relato.

sábado, 19 de diciembre de 2020

Resumen anual.

Siendo el caso que he dejado este blog sin actualizar desde finales del año pasado, el título de la entrada es correcto. ¡El año de la pandemia, amigos! De hecho, el aquí humilde escribiente estuvo en riesgo, pues mi compañero de trabajo (COMPARTÍAMOS EL MISMO PUESTO) se puso enfermo y hubo de ser ingresado, pero el A.H.E. no ha desarrollado síntomas. Le quedaron dudas de si aquel resfriado un pelín pesado de febrero fue un COVID suave, pero es dudoso, pues los efectos de esta enfermedad tampoco son tan leves, pudiendo causar la muerte.

Fuera del COVID, pues ha sido un año con alegrías y penas. El peor de los últimos fue la pérdida de un querido familiar, quien llevaba tiempo gravemente enfermo, y permítanme que lo deje aquí. En contrapartida, me alegra ver crecer a mi sobrino y se cumple ese tópico de que la vida sigue.

En asuntos que ya me atañen directamente, he perdido el trabajo, lo que supone una faena aunque ahora cobre el paro. Además, ocurrió en un momento durante el cual me estuve planteándome muy seriamente si cursar algún curso de informática, ya que tengo cierta maña para programar, aparte de que la cosa en química no se mueve mucho en mi ciudad. Siguiendo los consejos de mi hermana, me decanté por Ingeniería Informática en la UNED, que además tenía la ventaja de evitar pandemias.

No obstante, como cuando me decido por algo soy de ideas fijas, he acabado cursándola, y con todas sus asignaturas ya que, en el paro y con las actuales restricciones, tengo tiempo de sobras. Es hasta aconsejable, pues la verdad sea dicha, aunque el trabajo pueda ser a veces atosigante, el tiempo libre sin ocupaciones puede ser enloquecedor, o al menos un tanto descorazonador.

Debido a ello, aunque ya llevaba tiempo considerándolo, he eliminado los enlaces de los jueguecillos que hiciera hace tiempo. Más que nada, porque considero que eran absolutamente amateurs, o mejor dicho absolutamente mejorables en todos los aspectos. Esta acción forma parte de una limpieza general que empecé en agosto del año pasado, que particularmente se ha destacado por una relectura de mi colección de tebeos, que se continuó con la venta de tebeos que ya no quería o incluso con tirar los demasiados viejos a la basura, algo poco habitual en alguien de mi perfil de aficionado de toda la vida. También tengo planes de reformar parte del mobiliario, pues mi escritorio amenaza ruina, y muy probablemente esta criba continuará aún algún tiempo con novelas y antiguas revistas.

Aparte, desde tiempo antes de esta limpieza, empecé dos experimentos creativos, en uno intenté realizar una serie de relatos cortos ambientados en otro planeta, y otro que es una especie de guión. Y, a diferencia de otras incursiones del A.H.E. en la actividad artística, los resultados han sido bastante satisfactorios. Los relatos han gustado entre amigos y el guión ya tiene ya como quince episodios repartidos en dos partes.

Y eso es todo por esta entrada. Posiblemente actualizaré dentro de unos días con una o dos, y seguramente corregiré algunos detalles de algunas, como la de Chargeman Ken! y posteriormente a la época de exámenes ya veré si tengo ganas de actualizar. Puede que sí, ¡quién sabe! ¡Hale!

jueves, 27 de diciembre de 2018

Mi reciente encontronazo con la mortalidad.

El domingo 2 de diciembre, a eso de las tres y media de la madrugada, me desperté con un dolor que me oprimía el pecho. Al principio, pensé que sufría un infarto y avisé a mi familia. Mi madre se levantó, tras lo cual me empeñé en llegar andando al hospital Macarena (vivo a unos minutos), pero una tía mía exigió que llamara a urgencias. Empezó para mí una media hora realmente espantosa, durante la cual creía que acabaría muriendo en cualquier momento.

Al fin llegó la ambulancia y después de preguntarme mis síntomas otra vez, me llevaron al hospital y me clasificaron inmediatamente. En una sala de urgencias, me preguntaron repetidas veces si por algún casual había consumido alguna sustancia estupefaciente poco antes de ese ataque, a lo que juré en todas y cada una de ellas que jamás he consumido.

Por aquel entonces, ya habían encontrado cuál era mi mal: arritmia, y me aclararon que no tenía nada que ver con infartos como creía. Me administraron un par de dosis de adenosina que, no obstante, no hicieron efecto. De pronto, sentí una terribles arcadas y a pesar del aviso del equipo médico, vomité con todas mis fuerzas, lo cual pasó a alabar de inmediato cuando vieron que mi ataque cesó, aunque no la sensación de opresión, que esperaría hasta mucho después.

Me pasaron a lo que más tarde identifiqué como la UCI de coronarias, donde me desnudaron y me pusieron en observación. Después de hablar con mi madre, dormí hasta buena parte de la mañana siguiente. A mi despertar, una doctora me aclaró que lo mío es un problema congénito, en concreto tuve un ataque de taquicardia, causado por la disposición del tejido nervioso en mi corazón, que parece que salta fácilmente a causa de esfuerzos difíciles de identificar. Comenté que ya había notado que tenía cierta propensión a sufrir acelerones del ritmo cardíaco y en cierta ocasión me dolió el pecho mientras reía por la calle despreocupadamente, pero jamás le di ninguna importancia. La doctora nos comunicó a mi familia y a mí que la solución consistía en un cateterismo que quemara la vía anómala. Dimos nuestra aprobación.

Fue entonces cuando entendí que allí no había baño y debía realizar mis necesidades bien sentado, bien acostado. Tampoco me dejaban caminar porque mi estado al llegar era grave. Para una persona más bien inquieta y más bien reservada para las cosas de la higiene elemental como yo, fue bastante desagradable. En cierto momento, al mover la botella de orinar me dio otro ataque de taquicardia, que el equipo médico solucionó con amabilidad indicándome una curiosa maniobra, llamada "hacer caca": hinchar la barriga y apretar las manos contra la misma a la vez, sin ceder en ninguno de los dos esfuerzos, hasta que el ritmo cardíaco vuelva a la normalidad.

Allí permanecí el domingo y buena parte del lunes, cuando al fin me trasladaron a coronarias y me pusieron una telemetría por si acaso. El miércoles al fin pasó mi doctora, pues no tenía consulta el martes, y entonces me enteré de que me había tocado mala época por ser el puente de la Constitución y de que me tocaba ser paciente en el otro sentido: el cateterismo sería el siguiente lunes, 10 de diciembre. Comenzaron para mí cuatro días sumamente tediosos, pero llegó al fin el lunes 10 y la intervención tuvo lugar. Para el que no lo sepa, consistió en introducirme un tubo muy fino por la arteria femoral, cerca de la ingle para ser más claros, que llegara hasta el corazón para quemar la susodicha vía.

Esta fue un éxito (fueron tres horas en las que permanecí medio inconsciente por el efecto de la anestesia), pero había un problema: si bien pudieron provocarme una taquicardia (para así identificar qué vía quemar), el cuadro de esta arritmia no era el que me identificaron, más grave. Así que me comunicaron que debía quedarme más tiempo para otra operación: implantarme un desfibrilador automático implantable, DAI (ahora implantado). Y he aquí que se juntó otra mala época: la sala de resonancias estaba en obras para instalar otro aparato. Debía esperar diez días, en los que mi paciencia estuvo a punto de acabarse dos veces, pero supe resignarme a tiempo.

Durante ese tiempo, me hicieron una ecografía que no reveló nada perjudicial y superé la primera de mis convalecencias, pues el cateterismo me obligó a guardar cama durante unas horitas. Durante esos diez días, tuve que ser cuidadoso al caminar, pues tenía unos hematomas como resultado de la intervención.

Para el que no lo sepa, una resonancia es una exploración del cuerpo mediante potentes campos magnéticos. La principal razón para realizarla entonces era que el desfibrilador en el futuro interferiría. Una vez cumplido el trámite el jueves 20, me operaron al día siguiente en una intervención cortísima, pero tras la cual me dormí hasta la hora de comer. Parece que me quejé del dolor y me dieron paracetamol, algo inaudito en alguien dado a disimular sus penas físicas como yo. Dicha intervención me ha introducido un pequeño dispositivo electrónico en el costado a la izquierda del pecho, debajo del sobaco, amén de un cable que conecta dicho dispositivo hasta la zona del esternón. Dos incisiones que suman once puntos, creo.

Además, me dieron un comunicador que se conecta con un ordenador en la consulta de mi cardióloga, quien podrá controlar en el futuro mi evolución cardíaca. Esto es el futuro, señores. Aquí enlazo el aparato en cuestión.

Empezó otra espera, principalmente para retirarme los vendajes para las dos incisiones así como para una radiografía pectoral. Esto conllevó otra convalecencia que aún dura, pues sigo teniendo los puntos. Llegó Nochebuena y me pilló allí, pero ayer, día 26 por fin recibí el alta y volví andando (repito que vivo cerca). Ahora mismo espero el día 31 para que me quiten los puntos de una vez y el día 2 de enero para hablar con el doctor de cabecera sobre mi baja médica y cuándo debería incorporarme al trabajo.

Desde luego, este año voy a acabarlo por la puerta grande, sin duda. De todos modos, aún estoy asimilando el hecho de que tengo un bulto en el costado izquierdo, de que un cable recorre mi pecho hasta el esternón y de que dentro de unos años se habrá de repetir al menos parte de la operación. También estoy asimilando el hecho de que tendré un problema de salud crónico y que puede limitarme en algo tan elemental como la conducción, aunque ahora mismo no disponga de automóvil.

Ninguno de mis problemas médicos ha sido jamás de tal magnitud ni he tenido que arrostrar posteriormente consecuencias demasiado graves. Desde luego, me hago cargo de que hay casos mucho peores, pero he pasado de preocuparme por el sobrepeso a por problemas del corazón, lo que me ha supuesto un gran shock. Siempre pensé que, si alguna vez acabara con problemas, sería por motivos alimentarios, pero los facultativos sólo me han indicado una sencilla medicación, pues los diversos análisis que me han realizado no revelan nada preocupante en mi tensión o en mi nivel de azúcar en sangre. Tampoco puedo dejar de pensar que debería haber ido al médico por si acaso cuando me dolió el pecho por la calle, pero bueno...

A este respecto, la tuitera Bukuku, interesada en la narración a través de Twitter de mis padecimientos corporales, encontró por internet un pdf del mismito manualito que me han dado, que enlazo para quien sienta curiosidad.

No me puedo quejar del trato por parte de los médicos, aunque los tiempos de espera han sido desesperantes, como los propios facultativos han admitido. Aquí hay que decir que el nivel del hospital es muy bueno. La Sanidad Pública española es de las mejores del mundo, justo en reconocerlo.

También la respuesta de mi familia ha sido inmejorable, incluyendo a familiares que no veía desde hace mucho. Mis conocidos del trabajo han sido amables conmigo, así como los de Twitter.

Pero bueno, no nos pongamos tristones. A su manera, todo lo ocurrido me ha hecho un poco cyborg, lo que como aficionado a la ciencia-ficción y la fantasía no deja de parecerme gracioso de comentarlo (y a varios de mis conocidos). Y afortunadamente, mi vida normal no debería verse alterada en absoluto. ¿No es bueno, señores?

sábado, 1 de septiembre de 2018

Última noticia biográfica.

O en palabras más simples: qué hay de mí. No actualicé durante la primera mitad de julio porque en primer lugar no tenía un tema claro (aunque tengo varios borradores). Además, muy para mi sorpresa las visitas se mantuvieron dentro de lo razonable para una persona tan impopular como yo. Durante la segunda mitad de julio, sin embargo, un hecho vino a alterar mi monotonía: ¡¡Había encontrado trabajo!! Esto suponía por fin el fin de un largo período de paro, amén de por fin ser un currante según hacienda (hasta ahora, he hecho prácticas o con contratos mercantiles).

Esto, como es obvio, ha supuesto que tenga que dejar un poco de lado mis asuntos personales. De momento, no puedo decir que mi ocupación rentable coincida con mi pasión, situación esta en la que han contribuido la mala suerte, los errores políticos de la última década española y algo de torpeza por mi parte. No obstante, no puedo seguir viviendo a costa de mis familiares y en algún momento deberé buscarme las habichuelas por mí mismo, aunque sólo sea porque la autorrealización es un buen modo de ganar autoestima.

Esto no debería afectar tanto a mi información sobre nuevos trabajos. Al fin y al cabo, desde que asumí el juego de la Caroninga, me he tomado cierto tiempo. Sobre el blog por el amor a los blogs, pues ya caerá algo cuándo me dé la gana. Mientras, seguiré a lo mío.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Reflexiones sobre este año.

Pues veamos:

-He sido capaz de publicar hasta cuatro juegos. Tres de ellos son prototipos del mismo y el cuarto era independiente. Todos se pueden encontrar en la columna lateral.
-He desarrollado mis habilidades informáticas con dos lenguajes de programación.
-He reflexionado sobre el trasfondo de mis historias de ciencia-ficción y he escrito bastante, todavía de manera experimental para ver cómo quedarían las historias.
-En este blog se han publicado 33 entradas, esta incluida. Especialmente, porque es bilingüe desde junio.
-He hablado con otros aficionados y creadores, lo que me ha servido para contrastar mi opinión con la suya. En líneas generales, coincidimos en ciertos puntos sobre cómo van las cosas en los mundillos del cómic, de la animación y del videojuego.

No ha estado mal, pero debo mejorar y aumentar el ritmo.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Últimas noticias respecto a Thrylos.

Algunas, me temo, no son buenas. ¡Otras son fantásticas!

Durante el verano, intenté crear algunos editores para mi juego. El problema está en que subestimé la dificultad de la tarea. He podido hacer uno para los niveles, pero ahí se acabó. Para abreviar, se debe a la combinación de haber tenido menos tiempo para usar el PC, de no parar a tiempo antes de imaginar situaciones demasiado complejas y de haberme divertido de lo lindo (Trails in the Sky, ¡ejem!).

Desde el comienzo, he tenido esta tendencia a pensar en situaciones complejas, porque considero que Thrylos ganaría mucho con un buen editor de niveles. Sin embargo, mis ambiciones fueron demasiado grandes y además me puse un plazo menor del acostumbrado, ¡en la situación menos aconsejable!

Pero también hay buenas noticias. Después de probarlo, he decidido usar el motor Godot. Cuando más dubitativo me hallaba yo sobre si continuar con los editores, mi amigo Daniel Robledo me reveló su existencia. Y parece funcionar bastante bien.

Sabía sobre motores, pero no me sentía decidido a emplear ninguno en concreto. Sin embargo, este es bastante reciente (la primera versión estable Godot 2 apareció en febrero del año pasado) y lo primero que encontré en Internet era precisamente lo que me dejó frustrado. Ambos hechos me inclinaron a darle una oportunidad.

Así, considero que debo seguir trabajando hasta obtener una nueva versión. De momento, puedo decir que el juego está mucho mejor animado en Godot y estoyy alcanzando el punto en que alcancé en Python. Estos años me han enseñado lo básico de programar, que seguiré usando con provecho. Además, Godot incluye 3D y es buen momento para empezar. Pygame no está en verdad pensado para las 3D , por lo que consideré el motor Ogre como una alternativa.

Y con eso, me vuelvo al trabajo...

P.D: Uso MacAfee y, por alguna razón, detecta la página de descargas de Godot Engine como peligrosa. Godot se puede descargar desde Steam (es lo que he hecho), pero siempre viene bien advertir.

martes, 23 de mayo de 2017

La charla del coaching.

La presente descripción es fidedigna. En ningún momento se nombra dónde se celebró la charla ni cuándo, así como tampoco nombre alguno, sea de la ponente o de los oyentes, porque en origen era un e-mail que envié a mi hermana y a un amigo que ya sabían que iba a acudir al susodicho evento. El contexto es en Sevilla, en un edificio público, los oyentes nos apuntamos a una charla dedicada a desempleados. El texto a continuación es idéntico al del e-mail, a excepción de ligeras correcciones y una pequeña adición. Sin más preámbulos, léanlo.

Pues cuento la historia. Al principio ya nos aclararon que en esa Lanzadera no nos buscarían trabajo. La ponente afirmó que nadie se dedica a eso, aunque diría que en América al menos sí lo hacen. También nos aclararon que no nos pagarían nada, así que tampoco era verosímil que nos dieran trabajo.

Según ellos, ahí se trabajará la actitud. Arguyen que buscar trabajo por InfoJobs y otras técnicas tradicionales no son muy útiles y que es mejor cambiar de enfoque.

La idea es la siguiente: se forman grupos de cinco desempleados ​activos (a esta gente no le gusta decir parados) y se dedican a enseñarse unos a otros. Esto significa que depende de los compañeros qué se aprende, aunque presumo que la mayoría del tiempo se dedicará a realizar proyectos en común. Y ahí está la madre del cordero: mucha palabrería (filosofía, técnica, actitud) para proponer un método que no es mejor que el ya conocido, pero que es muy sugestivo. La idea es, por lo visto, de Peridis.

Como prueba de que no es mejor, resulta que la ponente dijo que no nos diría la eficacia relativa de consolidación de empleo de la Lanzadera, "porque la podéis buscar por internet", palabras textuales. Ella continúo diciendo que el mayor beneficio no es cuantitativo, sino cualitativo, porque, una vez más, se gana actitud. Digo yo que, si su efectividad fuera real, nos diría una cifra y luego podríamos comprobarla por internet o no según cuánto nos apeteciera.

Y si uno ya dudara de semejante comentario, pues el ejemplo expuesto es aún peor. En Zafra ya hubo una Lanzadera y un grupo de allí invitó a un grupo de empresarios a café de máquina y dulces típicos de allí. En vez de darles a cambio sus currículos, "insertaron datos de su vida laboral en el sitio de reunión". Vamos, presumo que pusieron los currículos por las paredes o lo dejaron caer mientras charlaban. Cuando acabó de contar este ejemplo, añadió que es una nueva filosofía, una nueva actitud y una nueva técnica.

No hace falta ser un lince para darse cuenta de que, por cuantas nuevas cualidades se le quieran achacar, el café y los dulces se pagan como siempre. No me cabe duda de que, si se organizara algo similar, los gastos corren a cargo de nosotros, "desempleados activos​".

Por último, pasó cierto tiempo hablando de que el invento durará cinco meses, tres días a la semana, cinco horas por día más dos reuniones personales semanales. No se admiten más de tres faltas injustificadas​ al mes y habría varias entrevistas antes de empezar.

Entonces dijo que, si a alguien no le interesaba, podía marcharse. De cuarenta, nos fuimos como siete (dos ya se habían marchado).

No puedo dejar de contar los detalles cómicos. Fueron varios. Primero​, algunos maleducados ​no apagaron sus ​móviles y sonaron. Hubo un tipo al que le sonó dos veces con un tono flamenquito. ¡Ganas tuve de decirle que no estábamos en Yo soy del Sur!

Hubo un joven que, ante la pregunta de que si alguien había estado en una Lanzadera, dijo que él era miembro de Cáritas. Cuando se preguntó después si alguien estaba en Andalucía Orienta, volvió a repetirlo​. Quisiera haberle dicho "¡No nos importa!".

Y el mejor de todos, el purista lingüístico. En un momento dado, la ponente empleó el término proactivo y el amigo se quejó de que esa palabra no existía en español y era una mala traducción. La ponente le contestó que él seguramente decía fútbol, que es un anglicismo, pero el andoba respondió que esa sí existía. A mí me causó vergüenza ajena semejante diálogo de besugos, pero ahora me hace mucha gracia.

Y así, que casi lamento no haberme quedado otro ratito, pues esa reunión parecía predestinada a la comedia (todo lo anterior ocurrió en algo más de una hora). Había un tipo, por ejemplo, con cierto parecido a Kiko Rivera.

Pues esta es mi crónica de la matutina charla del coaching. ¡Espero que haya resultado ​ameno!

jueves, 6 de abril de 2017

Vuelta al ruedo.

Mi primer blog lo abrí el 28 de abril de 2005, fecha en la cual también abrió otro, creo recordar, Rob Liefeld (¡El GENIAL! autor!). Este blog tuvo una larga vida con varias etapas, que se pueden englobar en la segunda mitad de mi etapa universitaria y mis primeros años de licenciado, con mis primeros trabajos temporales y prácticas. Lo llamo "aquel blog" porque tuvo dos nombres, El analito en disolución y El tablero intelectual; como podéis ver si leéis la cabecera del presente, mis criterios para elegir nombres son singulares. En términos generales, cada nombre se ajustó a cada uno de estos dos períodos de mi vida.

Aquel blog tuvo su epílogo el 22 de diciembre de 2013, hace ya tres años, tres meses y unos pocos días. El motivo fue básicamente que me hallaba en primer lugar algo aburrido (ocho años y casi ocho meses es un tiempo extraordinario para un blog) y también que me hallaba profundamente decepcionado. Mis estudios no me permitieron encontrar trabajo y, lo que es más importante, sustento sin mi familia y tampoco tenía, por así decirlo, esperanzas: saber que estoy aquí para algo más que disfrutar de las obras de otros, en concreto. En el susodicho epílogo de mi blog me extiendo sobre qué proyectos vitales tenía por entonces, pero como tampoco creo que todo el mundo quiera leer lo que escribí entonces, lo comento brevemente por aquí.

Básicamente, reflexionaba sobre el éxito de algunas obras de ficción y por qué Internet puede dar la impresión de estar lleno de obras mediocres o pastiches más o menos obvios de obras reconocidas, y aplicaba las conclusiones sin demasiada compasión hacia mis primeros pinitos como autor. Después, me extendía sobre algunos proyectos que tenía.

De estos proyectos, continúa la historia de la chica capturada y hecha esclava, cuya posterior huida da comienzo a la historia. Desde el principio, estaba convencido de que esto iba a ser un juego que ya tiene un prototipo, a presentar en breve. Ahora bien, ha sufrido cambios desde su concepción, pero los comentaré con mayor comodidad cuando presente el prototipo.

De los demás, aunque andan algo parados, también continúa la historia del chico que tiene superpoderes, que no deja de ser una variación de Veneno, tal como vería yo al personaje. Ahora bien, no ando seguro de qué tipo de historia podría ser al final. He establecido algunos de los puntos principales que me gustaría incluir, pero, primero, son muchos y debo o bien quitar alguno, o bien desarrollarlos más detalladamente en varias partes, segundo, me estoy limitando a un guión general porque no sé si valdría más la pena al final como tebeo o juego.

Fuera de ello, las Aventuras de Pintiño más o menos han quedado paradas y quizás abandonadas a no ser que sea como obra referencial en alguna ocurrencia que tenga a posteriori. He tenido nuevas ideas durante ese tiempo, pero no me quiero extender en algo que al final quizás no vea la luz, y ya tendré tiempo si suena la flauta.

En fin, ¡así marco un nuevo comienzo!