No es que no escriba entradas (de hecho, hay nueve borradores y eso que ya borré uno), pero no publico ninguna por una mezcla entre que estoy en asuntos más urgentes (buscar empleo y estudiar) y que me distraigo con mis aficiones. Una de estas aficiones es, de tanto en tanto, escribir ficción a título estrictamente personal. Siempre he tenido esta afición desde poco antes de ir a la universidad, cuando intuí, pues no llegué a formularlo racionalmente sino hasta hace unos pocos años, que era mejor crear las historias que en el fondo querría que existieran en vez de lamentar que no existieran.
Por supuesto, durante estos años he empezado y abandonado bastantes escritos, pero no es el momento de pararme en dar detalles al respecto (entre otras razones, porque tampoco recuerdo la mayoría). No obstante, hubo dos que en efecto se publicaron en mi antiguo blog (hay otro, por si alguien tiene un raro interés): los dos relatos de Danny y Michuru (o Michiru, no siempre soy muy uniforme con los nombres). Son los presentadores del programa Homo homonivorus (si el latinismo es incorrecto, ruego corrección), una versión burra de Aquí hay tomate, el predecesor espiritual de Sálvame y de todos esos programas de cotilleos, hechos para que duren muchas horas y tener enganchada a la infeliz audiencia. Como ya insinúa el título, "hombre que devora a hombre", empiezan comiéndose a Michuru, que es cocinada en directo y el resto de ambos relatos busca el mismo factor de revulsión y humor basado en el absurdo más bruto.
Es obvio que a mí ese tipo de programas no me agrada, pero también puede que influyera Padre de familia. Sin duda, me adelanté con mucho a ideas como la de la televisión interdimensional de Rick y Morty. También puede deberse a que por aquel entonces los zombies eran aún un género muy habitual, con tebeos, películas y novelas cada semana. Fuera de ello, no creo que ambos relatos tengan ningún mensaje oculto ni naranjas: buscan ala revulsión, como digo.
Sin más, aquí se pueden leer los dos relatos en sus dos respectivas partes. En lo que queda de noche, aparecerán las dos partes del nuevo relato.
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