viernes, 18 de marzo de 2022

Ensayo pantuflero. Introducción de un proyecto intrínsecamente lúdico.

José Escobar nos dejó muchos personajes para el recuerdo. Nótese que no he añadido «entrañables» porque casi cualquier personaje de Escobar tiene un innegable lado siniestro o estrambótico. En su universo de ficción, hasta las hormigas pueden ser siniestras.


Don Pantuflo Zapatilla, el padre de Zipi y Zape, no es una excepción y me propongo analizar su figura y milagros en este ensayo mediante el análisis de las historietas, en las que la imagen de Pantuflo muta sorprendentemente de una u otra.


Esta idea se me ha ocurrido por la interacción con usuarios de Twitter que también sienten un gran amor por la obra de Escobar, por lo que la comentan, analizan o bromean al respecto. Por ello, como ya se ha visto, citaré en este ensayo a estos otros lectores cuyos agudos comentarios y observaciones merecen figurar, para lo cual me he asegurado de obtener previamente su permiso.

Como este ensayo está pensado para publicar sus partes antes de que quede completo y mi aproximación es más bien lúdica, no estoy seguro de cuántas partes acabará teniendo. De momento, sé que empezaré por un somero análisis de los nombres de nuestro (anti)héroe, continuaré por su personalidad y profesiones, haciendo hincapié en las curiosas dicotomías que se observan en su ser, como la existente entre hombre culto y avaricioso, hasta el punto de que en algunas historietas se muestran luchas metafóricas. En honor al hecho de que aprovecho comentarios y reflexiones ajenas, no me importará recibir sugerencias sobre los temas a tratar.


Efectivamente, escribo este ensayo porque soy demasiado tímido para grabarme.

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