¡Quién lo habría dicho! One Piece, ese manga protagonizado por un chaval capaz de estirarse hasta límites inauditos, ha adquirido los poderes de su protagonista y está alcanzando un tiempo de publicación extraordinario.
No deja de ser una consecuencia de la lentitud a la que Eiichirō Oda se ha acostumbrado cuando desarrolla los argumentos de One Piece: ya lleva 871 capítulos y sólo el arco de Dressrosa abarcó más de cien, lo que incluso lo obligó a acelerar el siguiente.
También es justo reconocer que Oda se repite un poco. Hemos leído varias sagas en que una princesa era salvada de un tipo malvado. Algunos de los problemas que afrontan los nakamas (1) de Luffy tienen obvios paralelismos. El número de secundarios empieza a ser mayor que en Los Simpson y se los acusa de robarles espacio a los Sombreros de Paja.
¿Pero qué importa? Lo cierto es que One Piece sigue siendo uno de los mangas más exitosos de Japón y casi el único shōnen que da sorpresas agradables de tanto en tanto. Oda sigue el plan inicial que tenía en mente, aunque la extendida longitud de la historia lo haya obligado a introducir cambios, pues nunca son de última hora.
A título personal, One Piece me pareció un tanto boba cuando vi un episodio de pasada por Tele 5 hará ya cerca de 16 años (¡Caray, cómo pasa el tiempo!) (2), pero tiene cierta capacidad de enganchar, quieras que no. Y sus personajes tienen motivaciones sólidas, no basadas sólo en el capricho, y ha tratado con cierta soltura temas espinosos como el racismo, el clasismo o la explotación.
Tampoco olvidemos que en este mundo la apariencia no determina si eres de los buenos o de los malos, cosa que encuentras en la ficción con una frecuencia alarmante. Ni por un lado los aparentes monstruos son malvados, ni por el otro se da el tópico de la tía buenorra y esnob. Son los actos los que determinan la calidad moral, ni más ni menos.
Por supuesto, hay que mencionar la gran originalidad que supone la presencia de las Frutas del Diablo, que hacen que uno nunca pueda predecir cuál será la habilidad del siguiente enemigo poderoso y se ha transformado en el elemento más característico, a pesar de que algunos prefieran un clon de Hokuto no Ken.
Y ya está, porque otros más expertos que yo ya darán rienda suelta a sus conocimientos. De los problemas del anime siempre se puede hablar en otro momento, aunque esté tan ligado al manga. Esperemos, eso sí, que nunca más se ralentice el argumento como ocurrió en Dressrosa...
1 One Piece tiene el mérito de haber sido la responsable de la expansión del término "nakama" entre los fans del manganime alrededor del mundo. Siempre mejor que Azumanga Daioh respecto a "waifu"...
2 Se empezó a emitir en Tele 5 en 2001, lo que confirma mi estimación.
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