viernes, 20 de abril de 2018

Las aventuras políticas de Zipi y Zape. ¡Suicídate, escoria!

Se sabe que a José Escobar, creador de los famosos Zipi y Zape, le buscaron las cosquillas por su otro personaje más conocido, el célebre Carpanta. El motivo era el hecho de que Carpanta fuera un pobre cuya motivación principal era comer. Según la censura franquista, el guión era absurdo pues en la España de entonces "nadie pasaba hambre". Ya era un conocido de las autoridades: al término de la guerra civil pasó año y medio en la cárcel por razones políticas, y todavía tuvo suerte pues la condena inicial era de seis años. Consúltese la Wikipedia, por ejemplo.

El resto es bien conocido: llegó a ser uno de los grandes de Bruguera desde muy temprano, pues ya era bastante mayor (nació en 1908) cuando empieza a asociarse esta editorial con la historieta, como por aquel entonces se llamaba en España a ese género artístico que consiste en enlazar dibujos para que narren historietas. O como hace poco he leído: representar cuatro dimensiones en sólo dos.


A mí, personalmente, nunca me hizo mucho tilín, aunque he leído muchísimas de sus historietas, pues en casi todos los volúmenes de historietas que me compraban mis padres, así como en los suplementos que traían los semanarios de diversos periódicos, salía algo suyo. Debo admitir que preferí primero a Mortadelo y Filemón para luego ir cogiéndole gusto a un señor que firmaba sus obras como "by Vázquez", adelantándose en varias décadas a los anglicismos gratuitos. En cualquier caso, es innegable que Zipi y Zape son los personajes del cómic español más célebres junto a los ya mentados agentes de la T.I.A. y al Capitán Trueno.

Como es la norma con este tipo de obras que se escriben durante décadas, los Zipi y Zape conocieron muchas épocas. Empezando sus primeras historietas hacia 1948, Escobar no abandonaría los personajes y continuaron siendo publicados hasta 1994, año de su fallecimiento. Al principio eran notoriamente más gamberros, moderándose con el tiempo a personajes más consistentes, como por ejemplo comentó mi compinche Randy Meeks en Twitter, la familia no se llamaba inicialmente Zapatilla y tampoco el padre se llamaba Pantuflo.


También conocieron historietas más largas, de 44 páginas, como fue el caso de Mortadelo y Filemón. Después de Escobar, hubo un conocido intento de continuar los personajes por parte de Ramis y Cera, del que he leído varias opiniones pero no la creación en sí, así que no puedo opinar. También  ha habido adaptaciones animadas y cinematográficas, las cuales no han captado mi interés porque, repito, la obra de Escobar no está entre mis favoritas. Sólo he visto la adaptación cinematográfica de 1982 y sólo puedo decir que fue una experiencia surrealista. Aquí le hacen una crítica mayormente acertada.

Y, después de esta introducción, hablemos de la historieta que ha hecho nacer la presente entrada: Las aventuras políticas de Zipi y Zape, título un tanto engañoso porque el verdadero protagonista de la historieta es don Pantuflo Zapatilla. Su existencia me fue revelada a través de Randy, quien me la pasó además. Pero obsérvense las imágenes, que al fin y al cabo hablan por sí solas.



En efecto, Las aventuras políticas de Zipi y Zape es una obra de 1988 dibujada por José Escobar y escrita por Manuel Vázquez Montalbán, publicada en la revista Tiempo y de la que, según he podido ver en el foro de la T.I.A. que se hizo eco hace unos años de la existencia de la misma, no hay ninguna recopilación. No sé si sólo por el propio tema o porque también haya problemas legales con los derechos de la misma, pues pertenece en parte al escritor.

Básicamente, como historieta no se puede decir que sea lo más grande que se haya visto. Es una recopilación de chistes a costa de diversos políticos de entonces, algunos todavía conocidos como José María Aznar o Felipe González, al fin y al cabo presidente de España por aquellas fechas. La estructura es muy simple: don Pantuflo visita a diversos prohombres con la intención de que lo ayuden en su propósito de ser un buen político de centro. Durante las mismas, claro está, algo ridículo ocurre, a veces auspiciado por sus famosos hijos gemelos, quienes muy en su línea intentan ayudarlo. Dichas visitas abarcan dos páginas, lo que es un cambio respecto a lo que era habitual en los capítulos de las historietas largas de Zipi y Zape, normalmente de cuatro.

Algunos chistes tienen mucha gracia, como este que se expone a continuación y que da el segundo título a esta entrada.


No sólo eso, sino que fue el título del programa de radio que Randy Meeks le dedicó, entre otras cosas, a esta historieta. No ha sido el único, pero bien intuyó Vázquez Montalbán que tanto posmodernismo nos traería el novedosísimo mensaje de que, si algunos ganan, serán buenos y, si eres pobre, algo habrás hecho mal. Nada de solidaridad, la autorrealización consiste en criar narcisismo hasta que sea una enfermedad mental. No hay más que ver Twitter, en que todo el mundo intenta ser una celebridad y hasta personajes como Neil deGrasse Tyson o Richard Dawkins reciben culto personal.

En cualquier caso, otro intercambio gracioso está en esta página, en la que vemos a don Pantuflo en pleno duelo dialéctico contra Felipe González.


Como se puede adivinar ya en estas dos páginas, los personajes están desde luego bastante fuera de registro, aunque tienen rasgos comunes con las historietas comunes. Don Pantuflo se expresa de modo muy melifluo hasta cuando es un cabrón, Jaimita es relamida y a veces expresa sus deseos amatorios por algún personaje de entonces, el abuelo es un antiguo rojeras muy disgustado en general y hay un loro para que suelte gracias... Y que a mí me resulta sospechoso, porque el hecho de que el grupo familiar se componga de los padres, los ZZ, el abuelo y el loro sabiondo me hace pensar que Vázquez Montalbán o la revista había pensado hacer estos guiones para la familia Cebolleta, en especial porque el loro parece tener una relación muy estrecha con Zipi y Zape. Sin duda, los dos últimos miembros familiares sustituirían a mis admirados abuelo Cebolleta y el loro Jeremías, que eran los que distinguían a la familia de Vázquez de otras familias.

Tebeos: OLÉ Nº 4: LA FAMILIA CEBOLLETA, DE VÁZQUEZ (BRUGUERA, 1971) 1ª EDICIÓN. BUEN ESTADO - Foto 1 - 51676581

El abuelo Cebolleta es seguramente el segundo personaje más logrado de Vázquez, aparte del más conocido aunque no sea de manera directa.

Mi sospecha es mayor por el hecho de que el abuelo es padre de Jaimita, cuando en las demás historietas es el de Pantuflo. Tampoco se ve ni rastro de su esposa, que en los cómics existía. Además, los abuelos vivían en otra vivienda. Tampoco descarto que haya historietas en que sean como aquí aparece, al fin y al cabo el "canon" de este tipo de ficciones suele ser leve.

Y este es el caso: seguramente la mayor debilidad de Las aventuras políticas es que estructuralmente es una historieta como cualquier otra. Además, una que depende mucho de los referencias. Decía SuperSantiEgo en La realidad estupefaciente que leer ahora best-sellers de hace unas décadas puede ser difícil porque se mencionan muchos hechos que en su día estaban en boca de todos. En estas aventuras ocurre a veces, aunque es justo admitir que gran parte de la gracia está en ver los tejemanejes de la política, iguales hoy en día.

Aprovecho para denunciar la mala costumbre de llamar "novela gráfica" a cualquier composición de viñetas, máxime cuando viene de un pedante resabiado. Una novela, se supone, es una obra literaria en la que no sólo ocurren cosas, sino que se supone que las cosas muestran una evolución, en el tono, en el protagonista, en lo que sea. Por eso decimos que La metamorfosis es una novela de muy corta extensión, mientras que por ejemplo Maupassant escribió relatos cuya extensión supera a la anterior. Así que no, no todos los tebeos/historietas/llámalos como te dé la gana mientras se entienda son "novelas gráficas", aunque lo recomiende el equipo de márketing para la adaptación cinematográfica. Dicho eso, hay que recordar que vivimos en un mundo en que se llama "novela" a cualquier serie televisiva de cierta extensión...

Las aventuras políticas de Zipi y Zape queda como una curiosa anécdota, en la que el propio autor accedió a hacer una versión "seria" de sus personajes. Otros personajes de la cultura popular también han sido "víctimas" de versiones "adultas", en las que bien salían hablando de asuntos serios, bien luciendo humor negro o chistes verdes; en cualquiera de los dos casos con mayor o menor fortuna. Varias de estas versiones son obra de bromistas más interesados en llamar la atención que en crear obras consistentes. Un caso que nombraremos, ya que hablamos de historietas, es el del Mortadelo y Filemón pornográfico, que hizo un negro de Bruguera, Ramón María Casanyes, como venganza por la explotación a la que fue sometido. Aquí dejo el enlace y advierto que es muy explícito.

Fuentes:
1- Crítica de la película de 1982 de Zipi y Zape.
2- Discusión del Foro de la T.I.A. en que se comenta la existencia de la historieta.
3- Programa de Normas de equivocación en que se menciona la historieta.
4- Imagen del tebeo de La familia Cebolleta.
El resto de imágenes proceden de la copia electrónica que el foro de la T.I.A. elaboró de una copia impresa de Las aventuras políticas de Zipi y Zape.